la Hoja en Blanco

16 septiembre, 2011

Las cartas al Coronel. Conspiración.

Filed under: Las cartas al Coronel — José Armando Alonso Arenas @ 1:30 pm
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Estoy como con ganas de independizar una peña. Así, sentado en la cama, comiéndome un cereal. Al rato saldré a buscar la peña, a buscar alternativas. Si tuviera televisión y la mente menos inquieta, podría estar chupándome los dedos mientras miro el desfile. Es bonito. Yo no estoy ahí. A mí no me representa. Ya no somos guerreros, ya no somos la bola, ya no somos revolucionarios, aunque jamás en realidad lo hayamos sido. Fueron otros. Hace mucho.

Me paré como a las nueve. Y a la una anuncio que independizaré mi peña. Todavía no sé cuál. Pero ya es la una. Qué desconsideración de Hidalgo eso de madrugar al pueblo. No se puede, no se debe, les dices a todos «vamos a hacer algo» y aunque sea mediodía te mientan la madre. Por eso mejor lo hago en un post. Porque, en general, nos da miedo hablar de frente. Más aún quedarnos hablando solos. Además, la gente ya no cree en la iglesia, ¿quién, aunque quisiera, dejaría de comer cereal sobre la cama para ir al atrio y escucharme si tocara una campana? Ya pocos van a misa, ya nadie cree en nada.

Nosotros ya no somos guerreros, ni morelos, ni hidalgos ni jamás lo fuimos. Ni patria, necesariamente, de nadie. La patria fue la novia de Ramón López Velarde. Y nada más. Un comercial de Televisa. Y nada más. La entidad territorial en la que nacieron, ellos o sus padres, los miembros del equipo que ganó el mundial de fútbol varonil sub-17. Y eso es todo. ¿Cuántos evaden impuestos? ¿Cuántos siembran árboles? ¿Cuántos olvidan sus promesas? ¿Cuántos aman sin violencia? ¿Cuántos llevan a su familia al teatro? ¿Cuántos quieren a cuántos por cariño, y no porque conviene?

La patria, el pasaporte, el pin de bandera mexicana con luces integradas que vi en metro Guerrero.

Por eso quiero independizar una peña, una piedra cualquiera, que pueda levantar para estar debajo solo, pero que cambie de tamaño para poder invitar a alguien; independizarla tan sólo por ver cómo se viene abajo un sueño… como cualquier amor pasado… como un día cualquiera después de trece horas que el sol nos ilumina. Para sentirme crédulo. Para dejar de ser postmoderno o ser más postmoderno. Depende de estar acompañado o solo.

Me paré como a las nueve. Y a la una anuncio que independizaré mi peña. Todavía no sé cuál. Ni nadie sabe cuál, nadie sabe nada, ni nadie va a misa, ni nadie cree en nada. Que no se llame México, que suene al viento del mar su nombre. Pero… ¿quiénes quieren ayudarme, por cariño, a sembrar árboles en esta nueva roca? Igual que se hizo a sí mismo Felipe Ángeles, la patria se hace sólo de no olvidar promesas. Como el amor.

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