Como un arcoiris en una botella.
Y en la playa.
Una botella con el agua al cuello.
Un arcoiris escrito en un papel,
y
sin
pa-
la-
bras,
pero con el agua al cuello
de la botella,
en la botella.
Podría beberte.
Podría beberte y llenarme de colores,
nuevamente,
acariciando con mis átomos
el
espacio
va-
cío
e.n.t.re…e.l.l.o.s
y las partículas de arena
que duermen a mi sombra.
Saber que aunque no floto,
f
l
o
t
o.
Y saciar la boca
con la olla llena de oro
queaguardaal final detuscanciones.
Pero después no hay nada.
No habrá nada.
Ser rico
de nada
[o, casi, nada],
el rey de mi castillo de arena.
Un viudo, coqueto CANSADO, pero casado
a una dama que guardó el pilar
anillado
en el escote;
movería de frente,
prefiere las largas diagonales.
Laaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar-
gaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas. Da largas.
Tablero en <blanco Y NE-
GRO
>.
Y mucho amor muy corto.
Podría beberla,
beberla y llenarme de su voz madera.
Y mojar mis labios contra los arcoiris
que llegan en botellas a la costa.
Con
UN
e
n
o
r
m
e va,cío.
Pero podría llenarlo. Podría yo llenarlo
con palabras que
soldé
con los trazos de rimel corrido que me dejas
cuando me arañas la espalda y bien sé
que
YA NO
me arañarás
la
espalda.
Pero ni esos dejas. Te llevas media vida. Ya no quedan palabras.
Salvo unas qus y unas tes sueltas.
Ni noches de dónde extraer tu oscuridad a cielo abierto.
No queda ninguna.
No quedan palabras.
Palabras quedan éstas…
y las otras (¿?)
… las otras ya se fueron. Me fueron. Fueron. Se fueron, mi amor.
Cuando esa pasada noche
temblé los cielos tanto
que subió el nivel del agua
y las sacó
de los sótanos
de mi calvo castillo ahogadas.
Se las llevó a otra parte.
Cualquiera, mi amor, cualquiera.
Al pasado. Al monte de cascajo de un presente
#queNUNCAibaasercierto.
Pero podría beberte…
y así.
Beberte y llenarme de corales de aire,
sólo de aire,
de agua dulce y de tu vida
y sal y muerte.