¡Y el amor es ciego!
Manto largo el de los números amarillos,
color de enfermo,
sabor amargo del chocolate
que purifica las telenovelas mexicanas
con lo que ocurre de la caja para afuera:
estamos gordos.
¡Y el amor es ciego!
Patria bella (que no guapa; simpática, interesante, con su alguito si viste camiseta)
y con la complexión de un algodón de azúcar
para volver más dulce
los ríos de mermelada
que corren por la calle y los periódicos
dejando el aroma a fresa;
¡eres la boutique de los mexicanos de peluche!,
que cambiamos las tripas por algodón o borra,
que decidimos quedarnos en cama hasta la tarde
que llenamos al mundo de casi ternura.
¡Y el amor es ciego!
Abrazables, nobles, blanditos, mofletudos,
gerentes de los sueños.
Cuchillo para sacar relleno.
Disparos para parchar al rato.
Si te pesca la armada y te hace beber agua
sólo escurres, como perdonan los católicos.
¡Santa María de la Computadora!
¡Bendito Señor de los Refrescos!
¡Niño santísimo de los Automóviles!
¡Ya nada nos duele!, ¡ya llegas a la cama que decidas rápido como nadie!
060. 065. 911.
¡Y el amor es ciego!
Patria boutique amable, luna llena frita y rellena de migaja:
tus ositos serán como el amor.
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